Sobre Roubo de Renato Atuati en Auroras, San Pablo, Brasil
Un robo es un hecho sumamente complejo. Implica un qué y un a quién, un minucioso análisis del contexto, un cálculo milimétrico de tiempos, la planificación estricta de una serie de movimientos coreográficos y, entre todo esto, la aceptación a prueba de balas del riesgo que se asume.
En muchos casos, perpetrado el robo, el motín suele ocultarse por un tiempo prudencial antes de su usufructo. Aquel objeto queda en lapsus como un tesoro negado bajo una cruz dibujada en un mapa, esperando ser exhumado como Lázaro. El éxito del latrocinio depende en gran medida de su encubrimiento: no hay delito mientras no haya evidencia, aunque la evidencia sea la ausencia misma de la pieza.
“Robo”, la última intervención de sitio especifico del artista Renato Atuati, consiste en el ocultamiento de la piscina de una casa ubicada en el barrio Morumbi de la ciudad de San Pablo (Brasil), bajo un manto uniforme de césped sintético.
Recurso mediante, Atuati se revela como eximio estratega atribuyéndonos el rol de testigo instrumental e involucrándonos en un hecho insólito en el que el delito levita sobre un entre, pues mientras la evidencia de que se ha efectivizado el despojo es irrefutable, el acto se nos presenta inconcluso y por tanto no punible: la ausencia de la piscina en este jardín, se manifiesta como argumento insuficiente ante lo inaudito y la incongruencia del incidente.
- Aquí yace un vacío, dice R.
dibujando bajo sus pasos
un rectángulo de proporciones áureas.
S. observa desde cierta distancia
mientras R. completa su itinerario
una y otra vez.
S. no termina de entender
dónde se encuentra aquel vacío
del que habla R.
cada vez que recorre el jardín.
R.,
consciente
de las dudas que genera,
desoye las preguntas
para evadir las respuestas.
Su crimen
anidará
en la perfección
mientras
permanezca
velado.
Javier Soria Vazquez
septiembre 2021, Tucumán (Arg.)